20071128

VUELTAS Y MÁS VUELTAS.


Es una espiral continua. No tiene ni principio ni fin. Sin embargo, y pese a que no ha existido siempre, tengo la impresión de que ha estado ahí toda la vida, mucho antes que yo y que continuará estando cuando yo desaparezca, con otros incautos dentro de ella.

Como todo remolino, en su movimiento constante te arrastra en círculo. Das vueltas una y otra vez, acercándote a su centro, que parece la boca monstruosa de alguna criatura voraz. De esa boca asoma una negrura espesa y sin fin, que parece mostrarte un infierno donde ni el tiempo ni el espacio existen y donde la eternidad te tortura hasta consumirte, desgastándote y desesperándote.

Pero este remolino nunca te arroja dentro de sus fauces hasta que has consumido el último minuto de tu vida, que puede ser más o menos larga, en función de tu resistencia a la tortura, a la que estás sometido por esta espiral.

Así es que, una vez que crees que todo va a acabar definitivamente y que no volverás a tener que sufrir por los mismos recuerdos de siempre, y ves cómo te aproximas al centro de la Nada, pero a la que estás casi rozándola, de sopetón te ves arrojado al exterior de la espiral y vuelves a empezar. Creo que se le podría llamar también como La Rueda de la Vida. No lo sé.

El caso es que estoy metido dentro de ella.

20071118

¿QUÉ ES LO QUE HICE MAL? (I)


Cuando fijé la vista al frente, después de haber conducido durante horas sin ver otra cosa que la cinta gris, serpenteante y casi eterna, que era el asfalto de la autopista, vi el caos que me aguardaba. A modo de remolino gigante, como una galaxia espiral roja y brillante, plagada de fuegos minúsculos que parecían estrellas en el firmamento, la visión que me asustaba devoraba la carretera, el cielo, las montañas y todo cuanto había a mi alrededor, con un voraz apetito, y en medio de un sonido terrorífico, que te hacía pensar que se acercaba el fin de los tiempos.

Pisé el freno con todas mis fuerzas y, controlando varios bandazos que dio el vehículo por la carretera, antes de detenerse, me detuve justo al borde del precipicio, donde el abismo ya alcanzaba la autopista. Engrané la marcha atrás en el coche y aceleré a fondo. De inmediato, el motor subió de revoluciones y la entrega inmediata de potencia a las ruedas traseras hicieron que éstas comenzasen a patinar, entre el sonido del motor rugiente, las columnas de humo que provocaban los neumáticos al quemarse contra el asfalto y el chirriar de las ruedas, producto del esfuerzo de tracción al que las estaba sometiendo.

A su alrededor, el polvo, la tierra suelta, pequeñas piedras y aves despistadas se precipitaban hacia ese abismo encarnado. En el momento de caer en él, envejecían o desaparecían bruscamente. Las piedras se convertían en polvo, las aves se descarnaban y desplumaban, como si el tiempo consumiera su carne al morir. Era como si viera pasar mil años en microsegundos, delante de mí.

El vehículo seguía intentando retroceder, pero en realidad lo que hacía era avanzar al frente, hacia la hecatombe que tenía frente a él. Asustado, no supe por qué me pasaba algo así, ni qué significaba ese horror que tenía delante de mis ojos, que superaba toda realidad consciente y lógica, desafiando cuantas leyes y principios físicos conocía. Era una visión completamente alejada de toda realidad y atacaba mi cordura con saña. Yo estaba congelado dentro del vehículo, con las manos puestas en el volante, echándome hacia atrás todo lo que podía, como si eso fuera a librarme de caer en el abismo y pisando a fondo el acelerador del coche. Mi respiración se hacía cada vez más profunda y empezaba a sudar, pese al frío exterior –no tenía la calefacción puesta y dentro del vehículo la temperatura, durante la conducción hasta llegar aquí había sido dentro de un ambiente muy fresquito-. Tenía miedo.

El coche no solamente no retrocedió, sino que aún avanzó hacia delante unos pocos centímetros. Lo hizo de golpe, bruscamente, como si alguien le hubiese dado un golpe en la parte de atrás. Miré por el retrovisor pensando en esto que acabo de decir, pero no vi nada. En ese momento, como un efluvio aromático, una corriente de pensamientos afloraron de mi mente hacia la espiral cósmica, a modo de película de mi vida y pude ver en ella muchos acontecimientos de la misma, algunos importantes, otros no; algunos olvidados ya por mi conciencia consciente, pero otros, en cambio, muy presentes aún en mi memoria.

El hecho de ver mi vida pasar delante de mí, a mi vista, como si de una película se tratara, me hizo estremecerme aún más. Veía el rostro de un niño con gafas, de cara rolliza, pero pequeño y delgaducho, feliz, jugando con su hermano o sus amigos. Disfrutando de las maravillas de la niñez, en la que los días parecen tener cien horas y a un kilómetro de distancia podía descubrir un mundo nuevo y diferente que desconocía hasta ese momento. Veía luego como crecía –no mucho en altura, todo hay que decirlo- y cambiaban también mis amigos, mi entorno –el instituto pasaba a sustituir a la escuela de primaria-, y de repente, mi mundo crecía varios cientos de leguas, pues disfrutaba ya de mi vehículo a motor propio, que aunque de pequeña cilindrada y posibilidades, me abría las puertas y ampliaba mis horizontes físicos hasta límites que antes ni siquiera imaginaba.

Más imágenes sucedían a las ya vistas y yo iba creciendo y desarrollándome en ellas. El estudiante universitario que disfrutaba de juergas y viajes con los amigos dio paso a mi inicio en el mundo laboral. Las ilusiones y sueños de la infancia acerca de mi futuro desaparecían de mi consciencia y eran olvidados. Ya tenía, por fin, un futuro encaminado hacia alguna parte. O eso creía.

Mi coche avanzó otros cincuenta o sesenta centímetros hacia delante, hacia la espiral de fuego y luz y vi que el frontal del vehículo ya entraba en contacto con esa masa etérea y parecía calentarse y cambiar el color del metal de la carrocería. Oí el ruido de cristales rotos y vi un humo negro que salía de delante. Sin embargo, el motor continuaba funcionando a pleno régimen, aunque vi, aterrorizado, que la aguja del indicador de temperatura del agua del radiador comenzaba a desplazarse hacia la derecha, indicando un recalentamiento general del motor. Si éste me fallaba, nada podría hacerse ya y yo me precipitaría hacia el horror que tenía enfrente.

Como si estuviera dotado de vida propia, me pareció que el coche se retorcía intentando escapar, como era mi voluntad, y que la potencia transmitida a los neumáticos aumentaba y que éstos, en lugar de haber explotado ya, por el recalentamiento y la brutal fricción contra el asfalto, intentaban agarrarse aún más al suelo, como si se aferraran a la vida –si es que tienen vida propia unos seres compuestos de caucho y acero-. Creo que la lucha que estaba manteniendo se estaba extendiendo al universo mismo donde vivía y que era éste, y no yo únicamente, quien quería escapar de la situación que tenía delante de mis ojos. Pero la batalla estaba perdida.

Entre lágrimas de miedo puro, una tensión muscular que me agarrotaba ya los antebrazos y las piernas, con la boca seca y abierta y viendo mi vida suceder ante mí, como si de una proyección de cine se tratara, el vehículo cedió unos centímetros más y caí al abismo.

Todo desapareció ante mis ojos y, en un instante, me encontré en medio de naranjos, un día frío de noviembre, sin rastro de mi coche, a doscientos kilómetros de distancia –al menos, según reconocía yo el lugar donde me encontraba y siendo que hablábamos del mismo espacio-tiempo dimensional-, en un sitio que yo reconocía por la torre que veía a lo lejos asomar, alta, más que ningún edificio colindante, y que me sirvió de punto de referencia en este momento.

Había retrocedido treinta y tres años en el tiempo y yo aún no lo sabía.

20070726

Irlanda


El verdor supera hasta donde alcanza la vista. La hierba siempre está fresca y húmeda. La vida se adhiere incluso a la roca y los árboles alcanzan dimensiones colosales, cubriendo el suelo de sombras, guareciéndolo del Sol. Las carreteras son caminos y los caminos son sendas. Y a pronto que dejes atrás una laguna, aparece un lago y más adelante, la costa. Y cuando te acercas a ella, la tierra se acaba bruscamente y hasta el agua de los ríos debe saltar altos precipicios antes de llegar al mar.
Como una enorme fortaleza, verde y gris, iluminada ocasionalmente por el Sol y regada por abundantes lluvias, suaves y placenteras, Irlanda existe.
"Bonny Portmore" - Loreena McKennitt

20070120

Al rico impuestito.


Hace unas semanas leí algo en un diario referente al problema de la contaminación en general, en las ciudades en particular y en el elevado consumo de recursos derivados del petróleo, que se usan como combustible para los vehículos. Es decir, hablo del gasóil y de la gasolina.
En Gran Bretaña y en Francia (París, porque Francia es en su mayor parte París), se sanciona mediante tasas o prohibiciones el uso de vehículos de gran tamaño, tipo todoterrenos, SUV, monovolúmenes y berlinas de alta gama.
Estos vehículos, por sus motores potentísimos, consumen mayor cantidad de combustible que el resto. La mayor parte de esos vehículos o bien son infrautilizados (como muchos todoterreno, que se compran para ir por carretera y no ven la montaña más que como paisaje de fondo -de ahí nacieron los SUV y otros primos hermanos), o bien son de tan elevado coste que no pueden ser adquiridos por la mayoría de conductores. En cambio, existen coches de pequeño tamaño y cilindrada que sí tienen motores potentes al alcance de los conductores. Y luego están los prácticos monovolúmenes, que son una evolución de las furgonetas de antaño, dotadas de tantas o más comodidades que un turismo. Son vehículos prácticos para las familias, sobre todo desde que estamos obligados a tener un completo mobiliario para llevar a los niños en coches, en forma de sillitas de tamaño variable según la edad y estatura de la criatura.
Sin embargo, los gobiernos de aquellas naciones han decidido que se consume mucho petróleo (cosa que es cierta), y han decidido reducir esta demanda energética (cosa que me parece muy bien) y solucionar problemas de espacio (que es un problema importante) en las grandes ciudades. Pero han elegido nuevamente la forma equivocada: el impuesto.
Y aquí, como no podemos ser menos, vamos por la misma tendencia.
Se está pensando en gravar más y peor los vehículos que consuman más combustible. Se pretende, con ello, hacer desistir de la idea al comprador de adquirir un vehículo potente. Hay que ver qué prácticos que son los políticos.
Yo, en particular, voy a criticar a los nuestros.
Hace décadas que se venían venir las consecuencias que la combustión de los derivados del petróleo tenían para el medio ambiente. En un mundo como es el Planeta Tierra, donde el avance de la ciencia en el siglo XX ha sido geométricamente exponencial, en comparación con siglos anteriores, donde la electrónica, por citar un ejemplo, ha avanzado tanto que permite construir equipos electrónicos cada vez más pequeños y de mejores y espectaculares prestaciones; donde la medicina, la agricultura, la industria aeroespacial, etc. han evolucionado sin muchos impedimentos, hacia límites verdaderamente insoñables solamente una década atrás del último descubrimiento o avance. ¿Y por qué no pudo suceder esto mismo con la forma de alimentar energéticamente la gran cantidad de máquinas que dependen del petróleo? ¿Por qué no se buscaron y estudiaron nuevas formas de energía que moviera nuestras tan necesarias máquinas? La razón es muy simple: el petróleo movía el mercado de dinero en el mundo. Incluso ha provocado guerras internacionales y civiles.
Ahora parece que el petróleo ya se va agotando y quizá ahora sea el momento de dar libertad a la búsqueda de nuevas fuentes de energía. Y mientras tanto hay que economizar las ya bastante agotadas reservas de petróleo existentes. Pero, ¿cómo lo van a hacer nuestros gobiernos? A golpe de impuestito.
Digo yo que esto es una forma de despreciar el intelecto de nuestra sociedad global. Creo yo que los científicos son suficientemente inteligentes y disponen de los suficientes medios tecnológicos para buscar nuevas fuentes de energía que sean compatibles con nuestras máquinas. Pero solamente ahora se confía en ellos y no del todo.
Por eso mismo, nuestro gobierno piensa en gravar mediante tasas o impuestos (o ambas cosas) nuestra decisión de comprarnos un coche con una potencia que será elevada o no, según el criterio gubernamental. Claro que podrían obligar a los fabricantes a que crearan motores con patrones de consumo inferiores a los actuales. Eso también economizaría combustible. Además, supondría invertir en ciencia, en investigación (lo que se dice I+D), lo que favorecería la creación de puestos de trabajo, favorecería también el estudio, la formación, etc. Está claro que todo esto tendría un coste económico para las empresas que se repercutiría en el comprador. Es la ley del mercado.
Pero miren, en lugar de pagar por ciencia, por avance, por tecnología, el Gobierno pretende que paguemos impuestos. Como si fueran una multa, un castigo por ser unos insensatos y despreciar el medio ambiente (ese medio ambiente que durante décadas ha sido despreciado por los propios gobiernos de todo el mundo).
Quizá no me entiendan, pero les pondré un ejemplo práctico para explicarme mejor:
Supongan que van a comprarse un teléfono móvil. En el país Ciencia usted podrá adquirir, a precio de mercado, un teléfono que tendrá unas prestaciones fabulosas que facilitarán que se instalen menos antenas en el suelo (y muchos tenemos cierta desconfianza hacia estas antenas), porque tienen más alcance, o utilizan frecuencias o sistemas de cifrado mejores. Usted pagará por esa tecnología, claro. Pero vivirá en un país con menos antenas. Eso le hará, sin duda, la vida más cómoda.
Ahora están el país Impuesto. En este país también tienen la intención de reducir el número de antenas. Pero optan por imponerle tasas o impuestos a los móviles, para que usted desista de tener uno. En este país usted pagará el mismo dinero para adquirir un teléfono más barato de construir y de menores prestaciones. Claro que el fabricante puede construir el mismo teléfono para usted que para el país Ciencia, pero si ya aquél es más caro de construir, si lo gravan con impuestos, el precio será prohibitivo y no se venderá. La conclusión a la que llegará el constructor será que no es rentable invertir en ciencia, porque encarece el producto más allá del coste normal de adquisición. Eso sí, se venderán muchísimos teléfonos móviles. Tantos o más que en el país Ciencia. Pero serán peores; el número de antenas, por tanto, no disminuirá y tanto impuesto no tendrá efecto y usted no vivirá mejor. Y se venderán porque son un producto ya tan necesario para la vida cotidiana, que la sociedad del país Impuesto no puede prescindir de ellos (a los que no tengan móvil porque lo odian o no lo necesitan, por favor, no interpreten al pie de la letra este ejemplo).
Bueno, pues ahora sustituyan el móvil por el automóvil (qué curiosa coincidencia fonética) e imaginen las diferencias entre el país Ciencia y el país Impuesto. ¿En cuál creen ustedes que se viviría mejor?

Entre papelitos y otras pamplinas...



Ando semanas estupefacto ante lo ocurrido en España. Empezando por el atentado de diciembre, que tuvo su cruel resultado con la muerte de dos personas que simplemente estaban por allí. Más triste no puede ser. Que dos personas hagan lo propio de una vida normal y se encuentren de esta forma con la muerte será algo que me imagino rondará por las cabezas de sus familiares, amigos y conocidos, amén de mucha otra gente que, como yo, no encuentra sentido a todas esas desgracias (desgracias para nosotros, que las sufrimos, que somos los que no pensamos como ellos, los que las causan).

Son situaciones a las que ya hemos asistido demasiadas veces y no somos los únicos que las padecen. Debido al cariz de las mismas, afectan y obligan a nuestro Gobierno a tomar medidas para evitar que se reproduzcan nuevamente. Medidas que sean las política, social y jurídicamente correctas. Y es aquí donde me pierdo.

Llamar a un atentado terrorista un accidente trágico, entre otras categorías de accidentes que he escuchado denominando el mismo suceso, significa en primer lugar minimizar lo verdaderamente sucedido (por no decir que se está insultando la inteligencia de muchas personas). Insistir en tratar a esos criminales como si de compañeros políticos se tratara, negociando y dialogando con ellos como si aquí no pasara nada, es otro atropello al sentido común. Pero montar espectáculos públicos en forma de manifestaciones cuyas cabezas de fila son marionetas -bien pagadas a golpe de subvención, eso sí- y criticar ferozmente, mediante agresiones verbales (que por otra parte, promueven también agresiones físicas, a mi entender), a través de sujetos que nada tienen que ver en todo esto, salvo en que son víctimas potenciales también de sufrir el mismo horror que los dos últimos fallecidos; ningunear al segundo partido más votado de España a través de las propias instituciones políticas -y con ello a casi la mitad de la población española, a la que también el Gobierno representa-, no asistiendo a sus debates en el Congreso; llamar papelito a un documento importantísimo que suponía el compromiso más importante, quizá, que se ha firmado jamás en nuestra democracia; exigir a la fuerza política denostada que se presente sumisa a su encuentro, sin ideas, sin convicciones, sin condiciones por una parte, pero no callar ni criticar las condiciones que declaran a cielo abierto otras formaciones políticas minoritarias en número de voto en España (que tanto derecho tienen, por cierto, a expresar sus opiniones democráticamente, como los demás); y desoir las multitudinarias manifestaciones públicas que significan el pensar de muchísimos ciudadanos españoles, es lo que me deja perplejo y me hace preguntarme qué está pasando aquí.

A veces tengo la impresión de que vivo en otro planeta. Porque es como si estuviera observando otra forma de sociedad, donde no existen ni las mismas reglas, ni los malos son los malos, ni la gente decente lo es, simplemente por el hecho de tener pensamiento e ideas propias que expresan, para ser luego vilipendiados y repudiados de la vida normal.

Y yo me pregunto a dónde conducirá todo esto.

Perplejo. Simplemente estoy perplejo.

20061127

DICHO EN VERSO...


Esto me lo ha enviado un amigo, sacado de no sé dónde. Lástima que no sea de cosecha propia, porque me enorgullecería tener tal don de palabra.

Que lo disfruten.


ROMANCE DEL REY DON RODRÍGUEZ

Dormía el rey don Rodríguez
acostado en la su cama:
La pierna izquierda encogida,
la diestra, más estirada.
(la otra pierna, la de enmedio...
es costumbre no mentalla)

Dormía plácidamente:
Hay que ver lo que roncaba,
so la lana del embozo
de su manta zamorana.
La reyna doña Sonsoles,
que al su lado estaba echada,
roncaba un aria da capo
que ni la María Callas...

Y antes de que cante el gallo...
(que lo suele hacer al alba,
porque sepan las gallinas
quién les canta y quién les manda...)
con el rostro demudado,
¡Don Rodríguez despertaba! :

-"¿Qué es aquesto? (Diz el Rey)
¿Quién mi sueño sobresalta?
¡A mí la guardia moruna
del Ministro Rub-al-Kaaba!"

Y avanzando entre las sombras
que rodean la su cama...
ve que crece, ve que avanza...
la silueta recortada

de un espectro, de un fantasma...
¡Vive Dios que miedo daba!

Entre nubes de sulfuro
y otras de canela en rama,
a los pies del rey Rodríguez
el espectro da la cara:

Va vestido de uniforme,
calzón corto, con polainas...
y, esparcidas por el pecho,
quien en ello se fijara...
no verá que lleve estrellas,
sino bujeros de bala.

Lleva gafas redonditas
-las que John Lennon llevara-
y así... visto desde lejos,
se da un aire con Azaña.
Noble porte, talle recio,
cabellera ya entrecana...
Y quién es y a qué ha venido,

allí mesmo lo declara:

-"¡Yo me llamo Juan Rodríguez:
Soy tu abuelo... noramala.
Y aquí vengo por decirte
cuatro cosas a la cara! "

-"¿Tú, mi abuelo idolatrado,
el que Franco me matara?
¿Tú, la víctima primera
de entre todas las de España? "

-" ¡Ese soy... y menos coba! "

-" ¡A mis brazos, camarada! "

-"¡Quita allá!... Menos abrazos,
que de mí no sabes nada:
Si supieras, no le harías
lo que estás haciendo a España"

-"Abuelito fusilado...
¿No será que estás de guasa?
¿No te dieron matarile
los del trapo rojigualda?
Pues que sepas que tu nieto
-que por algo es el que manda-
va a volver a la contienda
otra vez las dos Españas:
¡Y esta vez verás, abuelo...
que es la nuestra la que gana!"
¡Una España progresista,
federal-republicana,
asimétrica y cubista
de la noche a la mañana! "

El abuelo fusilado
mírale y no dice nada...
Mírale muy fíjamente,
con su cara de fantasma,
una cara que parece
que es de cera, por lo blanca...
Y por ella, mansamente,
una lágrima resbala
(que la cara, según dicen,
es el espejo del alma...)

"Ya son setenta los años
que llevo criando malvas
en el cielo del Olvido,
y no sé lo que me pasa...
pero me llena de rabia
que mi muerte y la de tantos
no sirviera para nada.

Allí estamos a millares
los que la guerra matara...
con su poquito de gloria,
con su poquito de infamia.
Padres, tíos y sobrinos,
abuelos de media España.
Allí todos somos uno...
ya no hay rojos, ya no hay fachas,
vencedores ni vencidos...
Sólo queda la enseñanza
de saber que el fanatismo
es quien miente y es quien mata.
Otros muertos más recientes
pueden dar de ello palabra...
(y no veo que por ellos
se te mueva pié ni pata)

Ese es todo mi mensaje,
mi mensaje de fantasma:
No nos metas a los muertos
de comparsas en tu causa.
No te cuides de los muertos...
cuídate de los que matan,
los que han hecho de la muerte
su más próspera jugada.

Ahí te quedas, Rey Rodríguez...
Ahí te quedas en tu cama.
Yo me voy al otro barrio
y allá tú con lo que hagas.



Buenas tardes.

20061107

HECHOS CONSUMADOS


Tal y como me temía, la alianza entre las tres fuerzas menos votadas, después de la primera, se han aliado y han formalizado una propuesta de gobierno para el parlamento catalán. Hasta ahora, el líder de la formación política ganadora de las elecciones, pero perdedora en el objetivo final, esto es, gobernar la región por el resultado electoral que le daba la mayoría de diputados, se mantiene en su puesto y dice que no va a dimitir. Bueno, no trato en este escrito de discutir si debe o no hacerlo. No voy a añadir, tampoco, comentarios acerca de si me parece bueno o malo el resultado de las urnas. El objeto de esta nota no es otro que publicar mis observaciones y mis conclusiones acerca de lo sucedido.

Como ya he explicado antes, las tres fuerzas políticas que siguen en número de votos a la más votada formarán gobierno. Imagínense la cara del electorado, al creerse victorioso e ilusionado con un nuevo proyecto político y ver la jugada que PSC, ERC e ICV-EUiA han hecho a los ciudadanos de Cataluña, uniéndose para gobernar cuando, según el resultado electoral, no se les había dado esa responsabilidad. Imagínense la cara que puede poner cualquier persona a la que le tocase tener que proponer en asamblea una moción, la que fuera, y que su propuesta obtuviese el mayor número de votos favorables. Imagínense que el resto de personas integrantes de la asamblea, con criterios dispares y diferentes al ganador, se unen, pese a sus diferencias, e impiden su victoria, lograda por haber conseguido convencer al mayor número de asistentes. Entre ellos, los aliados, existen puntos de vista diferentes. Bueno, hay uno que no tiene puntos de vista, sino que se vende, o hace suyos otros que nunca ha tenido y todo eso con tal de conseguir que sus aliados en este grupito usurpador se unan a él, o le acepten a él en su grupo. La persona que en su día se atrevió con ilusión y muchas ganas a proponer un cambio, una idea, a presentarla previamente estudiada y quiso desarrollarla contando con el beneplácito de la mayoría de personas de las que formaban su comunidad, probablemente se venga abajo y piense que todo esto es una mierda y que no merece ni acudir a esas asambleas, ni votar nunca más en ninguna de ellas. Que toda esa responsabilidad es de otros y que pase lo que pase, nada cambiará y aquí solamente habrá un reparto del pastel.

Ahora imagínense que la persona que presentó la propuesta se llama electorado, y que la moción era un programa político, que las personas participantes en la asamblea eran partidos políticos y cuadren todo eso con el resultado de las elecciones en Cataluña y díganme si no hay cierta semejanza.

¿Podría ser esto una causa del elevado índice de abstención en nuestro sistema democrático cuando hay elecciones? ¿Podría significar descontento ante el manejo bochornoso que se hacen de los resultados electorales, con pactos contra-natura, no deseados por la mayoría, en el que unos pocos ganan y la mayoría pierde?

Señores, yo creo motivo de reflexión seria y calmadamente meditada proponer un sistema electoral que proporcione la llave de gobierno a quien más votos saque, si es necesario, mediante segundas vueltas entre los grupos más votados. No puedo entender que yo, elector, vote a un grupo político y que éste, por no obtener la mayoría suficiente, tenga que pactar o sea desplazado de la obligación que le corresponde por grupos minoritarios que suman más votos, si los juntamos, que él. Eso no es democracia, señores. La democracia es cuando se acepta el resultado de la mayoría de los votos. Democracia es cuando una idea se considera ganadora por ser la más comunmente aceptada. No cuando se unen grupos de opiniones diversas, que no apuntan al mismo objetivo. De ahí solamente puede salir una cosa: la ruina total del gobierno.

Y si no me creen, solamente tienen que mirar alrededor.

Buenos días.

20061106

LA GOTA FRÍA


Hoy ha dicho el tiempo que amenaza gota fría, a partir del próximo martes, en toda la Comunidad Valenciana. La última gota fría que yo recuerdo fue en el año 2000, en octubre. Afectó a mi trabajo de manera considerable y, además, me permitió ver los efectos devastadores in situ (riadas, arrastres y desplomes de tierras, pozos y manantiales de agua enturbiados, accidentes, cortes de suministro de energía eléctrica, etc) que causan estos fenómenos metereológicos.

Yo recuerdo haberme ido uno de aquellos días en que llovía tan intensamente a ver un pantano. Quería ver como la escorrentía de las montañas llenaba un embalse que, hasta hace unos días tan sólo, estaba casi seco al 100% (más o menos como ahora). Y no era el único. Y entonces empezaron las sorpresas.

Este embalse no podía cerrarse completamente. La cerrada, o compuerta, estaba inutilizada y solamente permitía un llenado hasta un 70% aproximadamente de su capacidad. Otro embalse, por dejadez, negligencia, inutilidad o incompetencia (elíjase la que a usted más le guste), estaba sin cuidar, con un agujero del tamaño de la rueda de un camión, en forma de desagüe, totalmente dispuesto a vaciar el embalse, dado que estaba cerca de su fondo. El propio embalse estaba lleno de ramas, barro y a saber qué más cosas, porque nadie había cuidado su mantenimiento.

Las consecuencias fueron evidentemente desastrosas: el primer embalse soltó una cantidad de agua que hubiera permitido un año entero de riego (si no más) a toda la superfície agrícola a la que abastecía. El segundo soltó toda la que tenía. Toda. Y eso que rebosaba por encima de la cerrada cuando llovía.

Hubo de todo en los medios de comunicación. Pero nadie dio la cara y nadie fue señalado como responsable (aunque al presidente del organismo de cuenca afectado se le dieran sopapos hasta en el carnet de identidad, éste hizo mutis por el foro y hasta se ofendió de tantas críticas que recibía)

Ya veremos qué ocurre esta vez.

En la Comunidad Valenciana el problema de abastecimiento hídrico es tenido en cuenta con bastante importancia por parte de las administraciones públicas, pero hechos como aquellos no deben volver a suceder más.

Buenos días.